- Dígame, viejo, ¿quién acabó con esos pequeños saurios? ¿Por qué no están aquí, vivos y coleando?
Hornby levantó la mirada y observó fijamente a Jack.
- Jamás regresé para averiguarlo, pero de todos modos sé lo que ocurrió. La única diversión que había en sus vidas era la caza mayor. Le dije que lo supe cuando los miré a los ojos. Por eso, cuando se quedaron sin brontosaurios y sin diplodocos, se dedicaron a la caza más peligrosa: ¡ellos mismos! E hicieron buena faena.
Hizo una pausa y agregó, truculento:
- ¿Por qué no? ¿Acaso los hombres no estamos haciendo lo mismo?
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